sábado, 21 de junio de 2014

Pontevedra, capital de las Rías Baixas.


Una de las ciudades españolas con mayor encanto.

Hay que visitarla, aunque mejor, es vivirla, porque Pontevedra ocupa el décimo puesto entre las ciudades en las que mejor se vive de toda España.

Por seguridad ciudadana. Por calidad de vida, que no sólo quiere decir que existan todos los servicios inimaginables, si no que se puede acceder a ellos. Hay un centro de primaria y secundaria por cada 1150 habitantes. Los precios en Pontevedra son razonables: en vivienda y en comercios, quizás por eso el nivel de consumo es el más alto de Galicia. Pontevedra tiene las medidas idóneas para ser semipeatonal. El casco antiguo y otras zonas se han convertido en peatonales por el Plan Urban. 2151 millones de euros han hecho al pie dueño y señor de estos dominios y no el coche. Las aceras ahora en muchas zonas son más anchas, se han suprimido barreras arquitectónicas, se han plantado árboles en varias plazas, se ha recolocado el mobiliario urbano. El ayuntamiento ha adquirido tres edificios para rehabilitarlos. El casco histórico es ahora una zona turística y comercial. Hay construcciones que no necesitaban ninguna ayuda para continuar en pie. Ya son símbolos. Reformas todas rompedoras pero finalmente bien aceptadas. Y nuestros pasos nos pueden llevar a un museo, a disfrutar de una exposición, o de un desfile de moda. En el entorno más añejo. O en el más moderno. El paisaje pontevedrés se transforma a través del arte actual y de la innovación arquitectónica. El Plan Vialia ha parado en Pontevedra, transformando su estación de tren. Las llegadas ahora no son precisamente a una solitaria o aburrida estación. El río es el vehículo de relax, se vertebra el paseo en torno a él y a ambas márgenes. Remontando su caudal hay un antiguo balneario y lugares bien poco urbanos. Y un encuentro con el arte de nuevo. El monasterio benedictino con iglesia neoclásica y fachada barroca del XVIII.
La ría con la que se une el Lérez recupera su esplendor con un plan de limpieza. Sus 20 kilómetros de
belleza ya han conmovido muchos ánimos. La mejor unión con ella se consigue en sus encantadoras playas. ¿Y quién no ha oído hablar de Sanxenxo?. Poco queda por decir del destino turístico número uno de Galicia. Por algo será. Una pista: cerca está la playa de A Lanzada, parque natural, playa inacabable, y una ermita que provoca al mar.

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